Hoy en Flopgames os traemos un tutorial bastante práctico por si queréis aumentar el disco duro de vuestra consola Xbox360 Slim. Esto os resultará especialmente útil si tenéis el modelo con 4 GB de memoria interna que no trae disco duro de serie. Pese a que han bajado recientemente de precio, los discos duros propios del modelo Slim son bastante prohibitivos, así que aquí os aconsejamos que os hagáis con uno de los discos duros de los primeros modelos de Xbox360, que funcionan igual de bien y están muchísimo más baratos. Para adaptarlos a vuestra consola, solo tenéis que seguir este sencillísimo y casero tutorial, que como podréis comprobar, está lleno de fotos, recursos paupérrimos y muchas trolleadas. Ideal para hacer algo práctico gastando lo menos posible, y de paso, nos echamos unas risas. Para ver el tutorial completo, sigue leyendo.
Lo primero será tener un disco duro de Xbox360, obviamente, y ponerlo patas arriba, tal que así.
Luego lo suyo sería coger el destornillador y quitar los tornillos, pero como en Microsoft son unos cabrones, utilizan un tipo de tornillo con cabeza no estándar. Por ese motivo, podemos comprar el destornillador y gastarnos unas monedas semivaliosas. Pero si estás leyendo esto, es que no quieres gastar nada más, así que nos dejamos de herramientas especiales y empezamos a levantar la carcasa, haciendo palanca con los dedos, por la zona del medio, como se aprecia en la fotografía.
Puede parecer que está un poco duro, pero es posible. Con un poco de fuerza, y ayudándonos con la uña, la tapa de un boli o cualquier otra cosa, lograremos elevar lo justo la carcasa para poder pasar al siguiente paso.
Ahora que la carcasa ya está levantada por el medio, tenemos que mantenerla en esa posición. El tapón de una botella de agua o de refresco de 2L es ideal para este trabajo.
Repetimos la maniobra por el otro lado también. Es importante asegurar los dos extremos, cada uno con su tapón correspondiente XD
Para el siguiente paso necesitamos unos alicates o tenazas. No os preocupéis demasiado, cualquier modelo sirve. Si no tenéis ninguno por casa, pedidle a cualquier vecino que os preste unas durante un rato. Ahora, es cuestión de ir “separando” con cuidado la carcasa, para dejar libre el disco duro oculto en su interior. Recalco lo de, con cuidado…
¡Upssss! Aquí ya no hay precaución que valga. La carcasa no vale para nada, así que con los alicates-tenazas, empezamos a arrancar con fuerza todos los pedazos de carcasa plástica, hasta acceder a la cobertura metálica de su interior.
Como veis, una vez se rompe una esquina, todo resulta más fácil, y el molesto plástico casi sale solo XD
Ayudándonos con nuestras zarpas-dedos, acabamos de retirar la destrozada carcasa plástica desencajándola, utilizando para ello nuestra fuerza y habilidad a partes iguales.
Et voilá! La primera tapa ya forma parte de la historia.
Le damos la vuelta al disco duro, y con algo de cuidado, pero tampoco nos volvamos locos con la seguridad, retiramos la otra parte de la carcasa. Si en algún momento se queda prendida, recordad que “más vale fuerza que maña”.
Nuestra mesa de trabajo debería quedar en este momento, tal que así. Pues bien, nos desacemos de los restos de carcasa plástica, de los tapones y de todo lo que haya saltado durante el proceso; quedándonos únicamente con los alicates y el disco duro, ya solo protegido por una pequeña chapa metálica.
Tú, cubierta metálica, ¡eres nuestro siguiente objetivo! Para librarnos de ella primeramente deberemos quitar esos cuatro tornillos de la fotografía. Para eso utilizaremos un destornillador de estrella común, si somos tan miserables que tampoco tenemos un destornillador de estrella, tendremos que recurrir a algún cuchillo o a dejarnos crecer y endurecer las uñas.
Giramos el disco duro, de manera que el conector ese que sobresale quede hacia arriba. Por la parte contraria, la derecha de la imagen, podéis observar que la chapa metálica ya está medio levantada por el proceso anterior. Por ahí es por donde tenemos que continuar.
Recuperamos nuestros alicates-tenazas, y con ellos, empezamos a tirar de la cobertura metálica, ahora sí, con cuidado de no dañar el disco duro que se encuentra dentro. Eso sí, con la chapa, podemos ensañarnos todo lo que queramos.
Tiramos con fuerza hasta quitar toda la chapa metálica, dejando nuestro objetivo, el disco duro, por fin al descubierto (y la mesa de trabajo llena de basura…)
Este es el “pequeño” causante de todo nuestro titánico esfuerzo. El disco duro de una Xbox360 despojado de toda su protección externa.
Este es el mismo disco duro de la foto de arriba, pero visto por la parte de abajo. Ahora ya está listo para su nuevo trabajo como dispositivo de almacenamiento en una Xbox360 Slim.
Metemos con cuidado el disco en la ranura correspondiente a tal efecto de nuestra consola. Es muy probable (vamos, seguro) que no encaje perfectamente, y el disco quede más o menos flojo en su nuevo hogar. Podemos comprar una carcasa adaptada, pero eso cuesta dinero. Así que pasamos de todo, y mientras encaje en el conector, el disco duro funcionará sin problemas. Eso sí, precaución luego a la hora de mover o manipular la consola con el disco dentro.
Aquí la prueba de fuego. La Xbox360 Slim enciende y reconoce perfectamente a su nuevo parásito simbionte, el disco duro.
Espero que el tutorial, también llamado esputorial o tutotroll, os haya resultado útil, o que al menos, os hayan gustado y divertido las fotografías. Si tenéis cualquier duda sobre el proceso, consultad mejores tutoriales en internet no dudéis en preguntarme cualquier cosa. Ya sabéis que en Flopgames estamos para servir a la clase humilde, esa que no tiene dinero para destornilladores y carcasas oficiales XD.