¿Hay troll del copyright en el mundo del videojuego?

Hoy vamos a hablar de un fenómeno muy conocido en el mundo actual, el cual ha recibido atención hasta de la misma Casa Blanca. Hablamos de los troll de patentes, los cuales según la wikipedia, son personas o empresas que imponen sus patentes contra uno o más supuestos infractores de una forma considerada excesivamente agresiva u oportunista, a menudo sin la intención de fabricar o comercializar el producto objeto de la patente. Junto con esta tenemos a las entidades no practicantes (ENP), que describe a un dueño de patente que no fabrica ni utiliza el invento patentado.

Mientras que unos las defienden porque ayudan a proteger la propiedad intelectual, no se puede negar que a ellos les da igual todo eso, a ellos sólo les importa el sacar dinero de algo que explotan otros de una forma directa o indirecta, sabiendo que muchas empresas, en especial las pequeñas y las start-up no pueden hacer frente a un proceso judicial de este calibre. En este artículo vamos a extrapolarlo al mundo de los videojuegos y nos vamos a llevar una sorpresa bastante desagradable.

Desde la época de los 32 bits, y con el coste disparado en la creación de los videojuegos, muchas empresas tuvieron que cerrar, y otras muchas tuvieron que fusionarse o vender marcas o futuras franquicias. Desde esos años, hasta la fecha de hoy hay cientos de empresas cerradas en el olvido, junto con miles de franquicias, y decenas de miles de juegos que nunca verán una segunda parte. Muchos de ellos no la merecen, pero otros muchos son sagas inexploradas que mala suerte nunca tendrán un futuro, el cual se podrían tener si se les da a empresas pequeñas sin grandes aspiraciones. Si a esto se les une la gente que podría trabajar con ellas sin ánimo de lucro, se puede ver que realmente esa saga, sólo tiene una protección pero que, de ninguna manera va a tener futuro.

Al no tener los derechos, nadie puede usar ese nombre en un videojuego, por lo que las empresas que quieren usarla tiene que negociar un precio totalmente desorbitado por algo que hasta un segundo antes de pedirlo no vale nada. El caso más sangrante no es este, es cuando alguien sin cobrar hace un remake y la empresa lo denuncia sólo para evitar que salga, o como muchas veces pasa, para evitar que se vea que una persona por su cuenta hace un producto mejor.

¿Ante esto se puede decir que los trolls de patentes son iguales que los troll del copyright? Pues hasta que alguien muy listo y conocido lo diga no se puede decir, pero no hay que ser muy listo ni conocido para ver que tienen mucho en común. Mientras que los trolls de patentes compran unas patentes y ganan dinero denunciando, los troll del copyright adquieren licencias o PI para tenerlas muertas de risa en el fondo de un cajón, y que de vez en cuando intentan revender o crear algo basada en ellas acabando con los proyectos que salgan de forma ajena a ellos.

La solución a esto es muy complicada porque nadie quiere perder derechos sobre algo que tiene, pero creo que lo mejor sería que si una saga o franquicia no se usa, o no se dan planes creíbles de su uso en unos años, pueda ser usada por otra empresa incluso sin el permiso o pago de la propietaria. A cambio de esto, se le puede dar una parte de los beneficios si los hay. Cosa que no sería aplicable si el juego fuera gratuito. En ambos casos, la empresa propietaria no perdería los derechos sobre la franquicia. De esta forma se conseguirían tres cosas:

  1. Que las sagas que murieran, fueran porque realmente no merecen la pena, o porque no tienen continuación.
  2. Favorecer la creatividad y la creación de empresas, al no tener problemas en pagar por licencias ya existentes.
  3. Dar un impulso a los creadores independientes, al poder usar juegos conocidos, podrían mostrar su valía antes de poder embarcarse en grandes proyectos.

Y todo sin contar, que se daría una vuelta de tuerca al copyright, que ha pasado de ser algo necesario para los creadores, a no ser más que un arma arrojadiza y una forma de acabar con la competencia. No sirve de nada tener los derechos de algo que no se usa, o que no puede dar dinero, ya sean videojuegos, películas, o revistas que hace 20 años que no se sabe nada.

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